miércoles, 3 de octubre de 2012

ODONTOLOGIA EN LA TERCERA EDAD



Se abordaron los principales factores que repercuten negativamente sobre la salud bucodental del adulto mayor, entre los cuales figuran determinadas enfermedades, el temor al tratamiento odontológico, el propio proceso del envejecimiento y otros. Se hizo hincapié en el hecho de que la salud es parte esencial de la salud en general y de la calidad de vida de los ancianos, por lo que debe ser atendida adecuadamente por los profesionales del sector responsabilizados con ello.


La sociedad envejece rápidamente; el incremento del número de personas  mayores de  60 años es el factor poblacional que caracteriza los cambios demográficos actuales, junto al descenso de la natalidad. Cuba no escapa de esta situación, la expectativa de vida es de 75 años y el 12 % del total de la población está ocupada por el adulto mayor;  para el 2000 se espera que este grupo etario  represente el 14 % del total de la población. 

El envejecimiento hay que verlo como parte del desarrollo, las causas fundamentales de este incremento están dadas, entre otros, por las migraciones, descenso de natalidad y el mejoramiento de la atención médica; por tanto, el envejecimiento debe analizarse a través de su contexto sociocultural y por su influencia en la calidad de vida. 

Pese a que se dispone de los conocimientos necesarios para despejar ideas erróneas en relación con la salud bucodental y el envejecimiento, los gerontes siguen corriendo un alto riesgo de sufrir afecciones bucodentales, entre ellas: caries, alteraciones periodontales y cáncer bucal, cuya prevalencia no ha mejorado significativamente en este grupo; y tanto la sociedad en general, como los ancianos mismos continúan aceptando el deterioro bucal y del aparato masticatorio como un proceso inevitable del envejecimiento.


La estomatología geriátrica aborda todo aquello relacionado con afecciones bucales, condiciones crónicas y plan terapéutico; entidades estas que pueden ser más comunes en la edad avanzada y generar mayores complicaciones para la práctica dental, dada por el cambio en el estado de la salud bucal y en las actitudes del anciano, que algunas veces provocan efectos determinantes sobre dicha salud. 

El programa del adulto mayor de la Organización Panamericana de la Salud ha desarrollado la estrategia de motivar a los odontólogos sobre la atención primaria en ese campo.
En nuestro país, las directrices del Ministerio de Salud Pública consideran el programa preventivo para el adulto mayor, el cual incluye: 

1.      Programa nacional de atención al adulto mayor.
2.      Programa preventivo
3.      Programa de educación para la salud y modificaciones de hábitos nocivos.
4.      Programa de apoyo económico.

El cuidado estomatológico a la tercera edad en este momento ha tomado sumo interés y se le está dedicando  mayor tiempo. Para la atención a estos pacientes, el odontólogo debe tener un profundo conocimiento de los aspectos biológicos, por la sensible disminución de los mecanismos de adaptación y regeneración hística. Los individuos de edad avanzada requieren un enfoque diferente, tratamientos modificados y conocimiento de cómo los cambios hísticos dependientes de la vejez afectan los servicios de sanidad bucal. Muchos de estos cambios,  que en un tiempo se consideraron naturales y asociados con la vejez, en realidad son procesos patológicos específicos.

El dentista y el médico no pueden alterar los efectos de la edad, pero sí ayudar al paciente a ajustarse a los cambios físicos que se producen en su organismo.

En la salud general del anciano, influye mucho la cavidad bucal, ya que ésta tiene utilidad en el lenguaje, en la masticación y apariencia física, y por ende, en su autoestima. 

El odontólogo debe discernir si las quejas del anciano obedecen a transformaciones naturales o se deben a procesos patológicos debidos a: desnutrición, problemas endocrinos, etcétera.

Tiene particular importancia en el individuo de edad avanzada un inventario y una estimación cuidadosa y detallada del estado de salud. La historia clínica y examen incluirán las enfermedades pretéritas y actuales, y las experiencias dentales sufridas.

Resulta vital conocer la naturaleza exacta de todos los medicamentos que está tomando; datos que deben considerarse al plantear el tratamiento. Además se debe prestar particular atención al examen de los ganglios linfáticos, suelo de la boca, lengua y orofaringe. También la transformación creciente de los huesos del anciano debe tenerse presente al interpretar las radiografías.

Entre algunas de las principales enfermedades sistémicas que pueden tener efectos locales en la boca, figuran:

Diabetes: Aproximadamente la padece entre el 15 - 20 % de la población mayor de 65 años y por orden de prevalencia es la sexta enfermedad crónica más frecuente. Los diabéticos que no están compensados tienen más afecciones severas de la cavidad bucal; en tanto que los compensados tienen la misma frecuencia que los no diabéticos. 

La manifestación más común en los diabéticos es la enfermedad periodontal. Parece que tiene relación directa con la alteración en la función de los neutrófilos. 

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